Me he despedido de la casa en la que crecí, con la tranquilidad de quien sale apurada a sabiendas de que volverá en un par de horas, aunque en mi caso no sea así. Supongo que a veces la historia que nos contamos es más importante que la historia que estamos escribiendo sin saberlo.
Porque decir y hacer pueden llegar a ser dos cosas contradictorias —le dije que lo amaba, y me fui. Sería un buen título para una novela. Porque creo que en esa frase nos podemos encontrar todos. Unos más tarde que otros.
Porque amar y ser amado también son contradicciones. Uno ama al ser amado no para ser amado, sino para amar. Del verbo elegir. Aceptar. Acompañar. Admirar. Pero que te elijan, te acepten, te acompañen, te admiren, solo es apto para quien está dispuesto a amarte, así sin más, sin buscar que lo ames de vuelta.
Entonces coincidir es una obra maestra. Digna de admirar. Por eso los grandes amores nos causan tanta intriga. Por eso ver a dos abuelos aún tomados de la mano nos regresa la ilusión de que es posible vivir un gran amor. Porque lo es.
Pero para encontrarlo se requiere paciencia. Disposición. Requiere ser valiente para reconocerlo y sostener la mirada. Para elegir amar cuando no haya garantía de por medio. Para sostener y dejarte sostener. Para tomar a alguien de la mano y no olvidarlo jamás en tu pensamiento.
Porque decir y hacer pueden no llegar a ser contradicción, sino un tango perfectamente ejecutado. Y entonces supongo que ahí la vida nos premia, indudablemente, con un gran amor.
Que tal vez el secreto sea ese. Parecernos más a lo que nos contamos de nosotros mismos. Porque si no somos dueños de nuestra verdad, cómo podremos mantenernos firmes en la elección de amar.
Me he despedido de la casa en la que crecí, con la tranquilidad de quien sale apurada a sabiendas de que volverá en un par de horas, porque solo así me es fácil decir adiós —dibujando una sonrisa en el rostro que dura lo que un suspiro porque el tiempo está corriendo y yo junto con él —me lo digo en voz alta porque negarlo sería negarme al amor que hoy más que ayer, lo espero con los brazos abiertos.
Con amor, Jazmin